El aceite que bien empieza, bien acaba

El aceite de coco es el aceite del momento. Lo encontrarás en todas partes: desde el pastel de chocolate hasta el acondicionador para el pelo. Está lleno de vitaminas y minerales, y en cosmética es muy popular por sus ricas propiedades.

Obtenemos el aceite de coco de forma ética en la Isla de Nias, Indonesia, donde los coco se cultivan, cosechan y procesan en una misma empresa, Sumetrea. Pero ¿cómo se convierten en aceite los cocos de los árboles? Todo empieza con una sacudida a 20 metros de altura.

Un viaje desde el árbol a tus cosméticos

Seguro que recuerdas esas escenas de dibujos donde los cocos caen sobre la cabeza de algún despistado, lo que te da una idea de que los cocos crecen en las copas de los árboles. Esto significa que cuando están listos para la cosecha, es decir, tres veces al año, los recolectores deben sacudir de manera hábil los árboles para poder cortar los frutos con sus machetes. Ahí es cuando los cocos empiezan a caer, pero no te preocupes que aunque caigan desde 20 metros de altura, gracias a sus duras capas encajan bien el golpe. Una buena cosecha en una de las granjas más grandes puede producir hasta 15000 cocos, cada uno con su precio justo acorde a su tamaño y calidad.

Cuando los cocos caen, están en su mejor momento para producir aceite, por lo que es muy importante llevarlos a la fábrica lo más rápido posible. Los cocos se mantienen frescos durante tres semanas tras la cosecha, pero su aceite tiene una vida útil de dos años. Un conductor se encarga de recoger los cocos en los diferentes puntos de encuentro, verifica la calidad de la cosecha y paga directamente a los agricultores.

Una vez en la instalación de procesamiento, cada coco se pela antes de dividirlo y lavarlo, después, la pulpa se retira del caparazón con una rejilla. Con el fin de minimizar los desperdicios, las cáscaras se dan a los lugareños para que alimenten a sus animales.

El siguiente paso consiste en mezclar el coco rallado con agua e introducirlo en una máquina que separa la harina de coco del agua y se deja reposar en una estancia cálida durante la noche para que el aceite y el agua se separen. En esta parte del proceso se invita a los locales a coger el agua, rico en vitaminas, que necesiten para dar de beber a los animales.
El aceite está listo para ser filtrado, hasta 3 veces, antes de ser empaquetado y enviado a Sumatra continental, desde donde llega a nuestras fábricas globales y del Reino Unido.

El aceite que empieza y acaba bien

El aceite de coco no solo es bueno para tu piel y paladar. El 10% de las ganancias de Sumatrea van directamente a apoyar a la Fundación Ono Niha, una asociación sin ánimo de lucro que apoya física y económicamente a los habitantes del sur de Nias. La fundación financia la educación y alfabetización de los niños locales, así como las sesiones de terapia de los que padecen discapacidades físicas y mentales. También se hace cargo de la higiene dental en la isla, proporcionando revisiones dentales completas una vez al año.

Sthep Newton, creativa de compras de Lush explica por qué es importante asegurarse de que los ingredientes funcionen para las comunidades de las que provienen: “Son muchas las consideraciones que debemos tener en cuenta a la hora de buscar nuevos materiales. El impacto social, ambiental o financiero son los tres primeros que me vienen a la cabeza”.

“En lo social, debemos pensar en el impacto que tenemos en la comunidad y los empleos que se generan, así como el apoyo, la capacitación y educación que podrían necesitarse. En lo ambiental, debemos pensar en minimizar nuestra huella de carbono y fomentar la biodiversidad, la reforestación y reducir los desechos. Al final como la comunidad tiene beneficios económicos, esto también contribuye a la soberanía alimentaria”.

La forma más fácil de garantizar esto es tener una relación cercana y directa con los proveedores, tal y como explica Steph: “Nuestro principal contacto para obtener aceite de coco es Matt, fundador de Sumatrea, que compra los cocos a los agricultores locales y da empleo a los aldeanos en la fábrica”.
"A Matt y su equipo les encanta ayudar a la comunidad, algo que se ve en todo lo que hacen con la fundación Ono Niah. Estamos en contacto regular con Matt para cualquier desafío que pueda surgir. En una isla como Nias, el clima húmedo, por ejemplo, puede causar demoras en la producción. Tener esta información actualizada cuando la necesitemos y dirigir todo desde la fuente nos permite estar preparados para administrar, en consecuencia, las existencias", añade Steph.

"Trabajar con un proveedor de confianza ofrece transparencia. Tener el conocimiento y la confianza de que el comercio es justo hasta llegar al productor, es la base de nuestro trabajo y donde ponemos todo el esfuerzo para obtener nuestros ingredientes", concluye.

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